El día 30 de diciembre de 2019 debí recurrir a servicio de urgencia médica con mi madre, adulta mayor, quien presentaba una aguda dolencia a la espalda, secuela de una fractura en la escápula derecha de dos años atrás, la cual, a pesar de estar en tratamiento farmacológico y kinesiológico, hizo crisis, por lo que requería tratamiento paliativo con algún fármaco de mayor espectro. Mi madre, beneficiaria de Fonasa, no reside en Santiago, por ende, su red de salud no estaba disponible en ese momento. Decidí llevarla a Clínica Indisa por ser un centro médico relativamente cercano de mi domicilio. Luego de pasar por sección de admisión y ser informada que la atención de urgencia no es cubierta por Fonasa, y luego de firmar el respectivo pagaré (sin el cual no la atendían), mi madre fue ingresada a box de atención, donde controlaron sus signos vitales (presión arterial y temperatura). Al cabo de media hora aproximadamente aparece el médico de turno (Alvaro Alarcón del Campo) quien entrevista a mi madre y le pregunta si tiene dolor al pecho, a lo cual ella indica que no, que su problema es un fuerte dolor en la escápula y que necesita algo que le quite el dolor ya que dificultosamente puede moverse. El médico informa a mi madre que por procedimiento estándar de la clínica NO puede aplicarle ningún medicamento sin que antes ella se someta a un electrocardiograma (ECG) y una radiografía de tórax, para “descartar otro tipo de dolencia”. Yo le indico nuevamente que mi madre en ningún momento ha manifestado dolor al pecho, que mantiene sus controles al día por lo que no requiere estos exámenes adicionales; que su dolencia está radicada en la espalda y que está bajo tratamiento con traumatólogo y kinesiólogo en su ciudad de residencia, pero que dicho tratamiento parece no ser suficiente en ese momento. No obstante, el médico insiste en que debe someterse al menos a uno de éstos, de lo contrario, no puede aplicar ningún medicamento. lamentablemente el dolor era tan crítico que no tuvimos más alternativa que acceder al electrocardiograma (ECG). Como mi madre no aceptó someterse a la radiografía, debió firmar un documento eximiendo de responsabilidad a la Clínica en caso de que “algo” ocurriera como consecuencia de no hacerse los Rayos X. Luego de una espera algo prolongada por el resultado del ECG, el cual obviamente fue normal, el doctor da la indicación de aplicar medicamento endovenoso (Fentanyl, ketorolaco y paracetamol, junto con suero fisiológico). Mi madre ingresó a urgencia a las 13:52 hrs. por dolor en la escápula derecha y fue dada de alta a las 15:46 hrs., con observación de “dolor torácico”, lo cual NO es correcto. Luego de una espera de más de dos horas (impresentable para un recinto de salud privado) nos entregaran “la cuenta”, la cual es en un 95% modalidad particular. Acudimos por una dolencia a la espalda y salimos con una cuenta de $ 112.380, desglosada de la siguiente manera: $ 48.100 (consulta de urgencia); $ 17.494 (aplicación del medicamento) más $ 40.797 (“insumos”); $ 9.310 (ECG – lo único cubierto por Fonasa). A la salida presenté reclamo por lo que consideré un abuso al supeditar la atención de mi madre a exámenes que NO requería. El día 10 de enero recibí respuesta de la Clínica indicando que se ingresaba mi reclamo 27468, que lamentaban mi Mala experiencia pero que el personal médico había seguido el “protocolo”. Indicaron que me reembolsarían el costo del ECG, para lo cual me contactarían del área pertinente para coordinar, lo cual al momento no sucede, ya que las personas designadas para esto (IRIS LOPEZ, RONNY V. y un correo de
[email protected]) aún no se dignan a contactarme. En todo caso, resulta irrisoria la “resolución” de la clínica de devolver el costo del ECG, considerando que éste fue cubierto en parte por Fonasa, por lo que sólo se trata del diferencial de copago, que es un poco más de $ 9.000 en circunstancia que la cuenta total fue de más de $ 110.000, donde nos cobraron hasta una mota de algodón. Pésima experiencia en Clínica Indisa, para no repetirla ni recomendarla.
Autor: J.L.