- Quilpué, Chile
- 23, Agosto 2016
- Número: 392218
Cuando me atendí en el hospital Clínico Viña del Mar, pensé que era la única persona mal atendida pero me acabo de dar cuento que no es así. Mi caso es de antología pues me atendió un doctor R. a principios de febrero de 2013, tenia malestar estomacal y sin revisarme siquiera, aunque le dije que yo era diabética e infartada, dijo que era un virus corriente y me dio Perenteril, (aunque no tenia indigestión) y Viadil para el dolor y una dieta blanda que me dieron en un papel, Seguí la dieta y me sentí algo mejor, pero no bien y luego de dos semanas de pronto tuve una fiebre extraña que aumento grados en media hora, concurrí de urgencia a la misma clínica y ahí empezó mi tortura, primero no me querían a tender porque la sala estaba llena y yo "no parecía una urgencia" pues si llevaba dos semanas con molestias estomacales, si fuera apendicitis dijo el mal llamado doctor, ya estaría gritando de dolor, así que me trataron como una vieja alaraca, ante mi insistencia me tomaron en la sala de espera la temperatura, (38ª) lo que según el mal llamado doctor no era grave, así que me dejaron allí, luego al tener mis labios resecos por la fiebre pedí un vaso de agua y habiendo un dispensador de agua la secretaria me negó un vaso y fue el muy amable portero quien consiguió un vaso del segundo piso y me trajo agua lo que molesto en gran manera a la secretaria que me miró con una cara de perro que aun recuerdo. Entré caminando pero a esa hora ya no podía caminar, pedí una silla de ruedas para irme, pero también me la negaron. El doctor estaba ocupado y no quería verme, insistió mi hijo hasta que se digno a venir un doctor que no recuerdo el nombre pero de muy mala manera presiono mi ingle y casi pierdo el conocimiento de dolor, al punto que no tuve fuerzas para gritar y dijo a mi esposo una frase célebre " si fuera apendicitis estaría pegada al techo" yo ya no tenia fuerzas para gritar. Yo pedí un escáner pues necesitaba saber si era apendicitis o infección urinaria y me lo autorizó de mala manera me hicieron dos escáner y ante una cara de asombró se mandó otra frase célebre "caso único en el mundo" yo estaba apunto de morirme y no tenia dolor: plastrón apendicular reventado, debían operarme inmediatamente. Retire mis papeles y mi esposo me llevó caminando, semi inconciente al Hospital G. Fricke donde me salvaron la vida. MI reclamo está en el libro de reclamos de ese día pero es mejor hacerlo por esta vía así más personas tendrán cuidado de ir a ese hospital.Cuando comento esto con otros doctores me señalan que "a todo doctor se le escapa una apendicitis alguna vez", pero y el trato?, y la secretaria? y los antecedentes previos?".
Autor: R.V.