- , Chile
- 06, Mayo 2014
- Número: 281630
Todo se derrumba, y no es una declaración de pesimismo, pareciera que los elementos que el ser humano crea están hechos para caducar, para vencer, para prescribir. De alguna forma el aceite que lubrica el motor de la sociedad se encarga de pasar muy cerca de las piezas a las que les conviene y muy lejos de los derechos que harían más digna la vida de las personas. Es la misma vida en “suciedad” que genera descontento, de una manera tan sistemática que sin darte cuenta estas metido en una depresión. depresión que no tiene cabida en el sistema, es prácticamente un invento de selección “innatural”, te deprimes, te alejas de lo que al sistema le parece importante, tu trabajo, tus ganas de “pertenecer” (da igual donde) y poco a poco te transformas en algo descartable, adquieres la marca de la depresión, de modo que el sistema pueda identificar tus pasos y hacer todo lo posible para que, desde ahí, decidas tu futuro; o vuelves a pertenecer quien sabe dónde o te sales definitivamente, claro, porque en ese estado no sirves y ciertamente el sistema no está dispuesto a financiar lo que debe creer que es un capricho emocional. Los sistemas de seguridad social están creados solo para quienes son inmunes al descontento, inmunes a la injusticia, inmunes a la anulación de sus derechos y contagiosos a la hora de aceptar estoicamente sus deberes. Paga tus cotizaciones, pues hay que financiar los caprichos emocionales de otro que se autoproclamó más valioso que tú para esta sociedad, aunque debo decir que ya hemos desaparecido como sociedad desde hace mucho, lo que realmente somos es un mercado y en ese mercado no sirves si impactas la ganancia de otro. Si te deprimes, te enfermas, si te enfermas te ausentas, si te ausentas no te pagan, si no te pagan, te subsidian….error, te suicidan suena mejor. Cómo que con depresión? No puede ausentarse de esa manera!, rechazado su subsidio, vuelva a producir, cómo se le ocurre?!!!, muy pocos antecedentes médicos legítimos para subsidiar un descanso prolongado!!; en efecto, que el 47% de las licencias sean por depresión no son un antecedente, que Chile este dentro de los países con mayor ocurrencia de enfermedades mentales no representa absolutamente ninguna “tendencia”. Que curiosamente la menor cobertura de las isapres este dada por las prestaciones en las áreas de sicología y siquiatría es mera casualidad y que la mayor cantidad de “peritajes” son efectuados por médicos siquiatras es otra gran coincidencia del azar. Me pregunto qué ocurriría si al revés, recibiendo un rechazo de tu licencia, notificas a la isapre diciéndole que se presente a un comité contralor quien va a “peritar” sus procedimientos internos y decidir si los mecanismos utilizados para evaluar tu condición médica son lo suficientemente objetivos, desinteresados y eficaces para emitir sus resoluciones. Un tipo deprimido, que perdió a su familia en un accidente, que no consigue trabajar, recibe licencia para descansar. El tipo es operario de una grúa industrial, lleva meses trabajando en una mega obra en Santiago, un súper centro comercial, de uno de los mayores conglomerados económicos de chile. Su licencia es rechazada, el medico contralor, quien toma 30 segundos en decidir por la situación del trabajador, esgrime que los antecedentes médicos son insuficientes para justificar la licencia. El trabajador, quien finalmente ha visto un tremendo impacto en sus finanzas desde el accidente de su familia, decide volver como sea al trabajo para no hundirse mas en los problemas económicos, que sumados a su depresión, le prometen un auto balazo seguro. Esa mañana con gran esfuerzo el tipo se levanta, mira una foto de su familia, llora y camina a su trabajo, sube a su grua y comienza a “trabajar”, hoy le toca levantar un tremendo cartel que dice “CENCOSUD” que irá de frente a tobalaba, más de 100.000 personas lo verán día a día, es una gran campaña!. El operario perdido en su pena comete un error y el cartel se desprende y cae al suelo, aplastando a una joven mujer y su pequeño hijo. La alarma suena por la obra, los procedimientos de accidente son llevados a cabo de manera ejemplar, el operario es bajado de la grúa…El Dr., C. Bastias, quien emitió la resolución del operario, llega a su casa y dos carabineros lo esperan, hablan con él unos minutos y lo ven caer de rodillas, su joven esposa e hijo han muerto en un trágico accidente en una obra en Santiago, un cartel de CENCOSUD de 30 metros de largo ha caído sobre ellos…La vida del Dr. Bastias es un espanto, apenas puede levantarse a trabajar, la pena de haber perdido a su familia lo conduce a una fuerte depresión, por lo que un médico A. le da licencia. 3 meses de descanso y el doctor logró reintegrarse a la “suciedad”, ahora un poco mejor ha decidido que es tiempo de volver un poco a la normalidad, gracias a terapia, buenos sicólogos y medicamentos, el Dr. Bastias está mejor, se le ve con más ánimo y aceptando poco a poco la terrible perdida que sufrió meses atrás, sin embargo, en lo más profundo sabe que de ese dolor nunca se recuperará... Mientras tanto, en P. de armas, un hombre duerme en un banco, lleva 3 meses sin trabajo, él era operario profesional de grúas industriales, su permiso de operar fue retirado por haber sido responsable de la muerte de una joven mujer y su hijo. La depresión le ha hecho perderlo todo, pero peor aún, se ha perdido a sí mismo; el haber perdido a su familia, el sentirse responsable de la muerte de 2 personas inocentes, el haber perdido su trabajo y finalmente toda posibilidad de reintegrarse lo han hecho sumirse en la más profunda depresión, lo más curioso de esta historia es que J. Soto, el operario, quien aún pueden verlo durmiendo en la P. de armas, recibió esta mañana la moneda de un generoso hombre, quien pasaba caminando cerca suyo. Se le acerco, le dijo, amigo, rehaga su vida, todos llevamos algún sufrimiento y tenemos que salir adelante, J. lo miró emocionado. Si usted supiera lo que he vivido, continuó el generoso hombre, quizá no estaría aquí, pero he tenido la fuerza para continuar pese a todo, J. lloraba, el hombre sacó una tarjeta y se la dio a Juan. Visíteme -le dijo-, yo puedo ayudarlo, J. sintió un alivio que no sentía hace mucho. El hombre continuó su camino, J. miró la tarjeta, Dr. C. B. - Psiaquiatra -decía. J. comenzó a creer que ahora su historia si tenía antecedentes suficientes para merecer ayuda y el Dr. Bastias, mientras rechazaba otra licencia de un camionero deprimido, sentía un gran alivio porque –pese a todo lo que pasó con su esposa e hijo- aun creia no haber perdido suficiente humanidad. Tras sus pensamientos sonaba una radio, "fatal accidente de caminonero deja 6 muertos en la carretera, se presume que el conductor estaba bajo la influencia de sicotropicos...".
Autor: E.G.