Trato a postulantes a centro de ayuda essbío

Hasta hoy en la tarde fui parte del proceso de selección (uno de los tantos, al parecer) de Atento Chille para su cliente Essbío, esto en las oficinas ubicadas en calle Angol, ciudad de Concepción. Si bien voy a saltarme las dos semanas de "capacitación" virtual (que en realidad fueron lecturas que perfectamente pudimos hacer por cuenta propia, sin necesidad de monitores que, no todos, más enredaban que clarificaban), las cuales comenzaban incluso una hora después de lo fijado por ellos mismos, deseo centrarme en los días de "instrucción" presencial:A grandes rasgos, nuestro grupo de 4 aspirantes (de 7, ya que otros 3 sabiamente decidieron desistir antes de lo que a continuación narraré) ya era catalogado como "preguntón" e "inconformista", esto debido a las preguntas y observaciones que 2 de nosotros hacíamos respecto a la metodología de enseñanza, lo cual se vio acentuado cuando una de las supervisoras, María José Cuevas, demostró actitudes incluso crueles hacia mi persona, preguntándome delante de postulantes y personal de trabajo qué hacía ahí si estaba enojado, que tal vez debería considerar mi estadía en dicho lugar y que nadie me tenía a la fuerza, a lo cual, siempre dentro del marco de respeto correspondiente, respondí que si no estuviera a gusto, no me quedaría en dicho lugar. Me sentí mal tratado, ya que considero que algo así, independiente de ser o no verdad, se habla en privado.Tras eso, hoy uno de los monitores tuvo un cambio de actitud brusca, no solo hacia mí, sino hacia otros 2 compañeros, monopolizando el tiempo con solo1 aspirante, ayudándola solamente a ella. Ante la petición de corrección de dudas de mi parte, la respuesta de este monitor, de nombre Alejandro Lara, fue "ahí tiene que ver ud", lo cual dista mucho de la disponibilidad que decía tener.Tras esto, y ya sin ver mayor proyección con la prueba de selección -la cual se realizaría el lunes 27 de septiembre, con una nota mínima de 6.0 sobre 7.0 para quedar, resultado, según palabras del propio señor Lara, avisado por teléfono- decidí abandonar la jornada de forma silenciosa, consciente que para Atento Concepción éramos un número más que personas deseosas de trabajar. Al rato, la propia supervisora, María José Cuevas, me telefonea para saber por qué me había ido, indicándome que debí hablar con ella en privado, a lo cual respondí que dicha acción debió realizarla conmigo cuando el día antes, delante de todos, cuestionó mi estado de ánimo y ganas de ser parte del proceso.Un liderazgo pésimo y una incoherencia que dan a entender el por qué de la alta rotación de personal de Atento en Concepción; por cierto, una de las chicas más antiguas llevaba 7 meses en dicho lugar.Ya cerrando, nunca había sentido que una selección de personal fuera un trámite tan denigrante. Si no quieren a alguien, sencillamente díganlo y ya. Así nos ahorramos tiempo de forma mutua.En los tiempos que corren, como chilenos y chilenas debemos respetarnos, cosa que las personas antes señaladas están lejos de cumplir.Una pésima experiencia, lo cual, supongo, se traduce en un ambiente tirante, donde la productividad (la cual es medida mediante TMO, ergo, descuento de sueldo según metas) debe andar por el suelo.No recomendable en ningún caso.Por cierto, y creo que más importante incluso, antes y durante nuestra asistencia presencial, como personas totalmente nuevas jamás nos preguntaron si en nuestros hogares teníamos familiares con Covid o si habíamos sido contacto estrecho, lo cual, hasta donde tengo entendido, se contrapone a las medidas sanitarias mínimas. Ni hablar del cambio de mascarillas: Cero preocupación por renovarlas durante la jornada, la cual partía a las 9 horas, terminando a las 18 horas.