La experiencia vivida por Pablo Fernández Sepúlveda en su reciente viaje con Sky Airlines no solo pone en evidencia un incumplimiento contractual, sino que también subraya una preocupante falta de sensibilidad y respeto hacia los derechos del consumidor. En un mundo donde las alianzas estratégicas entre empresas prometen mejorar la experiencia del cliente, resulta alarmante que se produzcan situaciones como la descrita, donde el consumidor es forzado a pagar un cargo injusto bajo presión.
El caso de Pablo, quien se adhirió a un convenio que explícitamente ofrecía beneficios como el transporte gratuito de equipaje, ilustra cómo las promesas de las corporaciones pueden desvanecerse en el aire, dejando a los clientes en situaciones incómodas y vulnerables. A pesar de haber recibido confirmación verbal del personal de la aerolínea sobre la validez de su beneficio, la negativa arbitraria a respetar dicho acuerdo en el momento del embarque es un claro ejemplo de negligencia y mala fe.
Este incidente no solo tuvo un costo económico para Pablo, sino que también le generó un daño emocional significativo. La exposición pública a una situación degradante, junto con la presión de tener que pagar una suma considerable para no perder el vuelo, constituyen una vulneración a los derechos básicos del consumidor. La Ley de Protección de los Derechos de los Consumidores en Chile es clara al respecto, y este tipo de prácticas deben ser denunciadas y corregidas.
Es fundamental que tanto Sky Airlines como el Banco de Chile tomen medidas inmediatas para resolver esta situación y evitar que se repita. La confianza del consumidor es un bien preciado que se construye a través de la transparencia y el cumplimiento de las promesas. Las empresas deben recordar que el respeto por sus clientes es la piedra angular de cualquier relación comercial exitosa. En un mercado competitivo, el compromiso con la satisfacción del cliente no es solo una obligación legal, sino también un imperativo moral.

Margarita A.I.
Reclamos.cl