En la madrugada del 5 de diciembre de 2023, la señora Rosa, una viajera de la tercera edad, experimentó una pesadilla de viaje con la empresa Condor Bus. Su viaje, que debía ser un recorrido directo de Victoria a Viña del Mar, se convirtió en una odisea de retrasos, malas condiciones del bus y una falta de atención preocupante por parte de la empresa.

Rosa compró su boleto, el número 1055382513, con una salida programada para las 23:50 del 4 de diciembre, pero desde el principio, las cosas no salieron como se esperaba. El bus llegó tarde y estaba visiblemente en mal estado, dejando un rastro de agua a su paso. A pesar de las protestas de los acompañantes de Rosa, el conductor y el auxiliar restaron importancia a la situación, actuando de manera sospechosa y hasta agresiva.

La situación empeoró cuando el bus se detuvo por completo en Collipulli debido a una avería. Los pasajeros fueron obligados a cambiar de bus, pero solo se les ofreció transporte a Santiago, no a su destino final. Rosa, que viajaba sola y no estaba familiarizada con Santiago, se encontró en una situación especialmente vulnerable.

Aunque los carabineros llegaron al lugar, se limitaron a observar la situación y luego se retiraron. Pasaron horas antes de que Rosa pudiera continuar su viaje, y solo después de que el conductor y el auxiliar la ayudaran a abordar otro bus con destino a Viña del Mar.

Este incidente plantea serias preguntas sobre la seguridad y la responsabilidad de las empresas de transporte. ¿Qué habría sucedido si el bus se hubiera incendiado o si hubiera ocurrido un accidente grave debido a su mal estado? ¿Por qué los conductores y auxiliares son obligados a trabajar en condiciones tan precarias, poniendo en riesgo sus vidas y las de los pasajeros?

Es evidente que Condor Bus no tiene un plan de contingencia adecuado para estos incidentes y que la seguridad de sus pasajeros no es su prioridad. Además, la calidad de sus vehículos deja mucho que desear. Este incidente es un recordatorio alarmante de la necesidad de una regulación más estricta y una supervisión más rigurosa de las empresas de transporte. Los pasajeros, como Rosa, merecen viajar de manera segura y sin contratiempos.

Margarita A.I.
Reclamos.cl