La experiencia de Laura en Integramédica refleja una preocupante falta de sensibilidad y profesionalismo en el trato hacia pacientes con condiciones de salud mental. En un entorno donde la empatía y el respeto deberían ser fundamentales, el comportamiento del médico, Julio Miranda Ahumada, no solo fue inaceptable, sino profundamente dañino. Al referirse despectivamente a la hija de Laura, quien enfrenta desafíos como el trastorno de personalidad límite y bipolaridad, el médico rompió el juramento de "primum non nocere", o "primero, no hacer daño". Este principio básico de la ética médica parece haber sido olvidado por completo.

El hecho de que la institución no haya respondido adecuadamente al reclamo de Laura, ni ofrecido una disculpa, subraya una falla sistémica en la atención al paciente. La falta de acción por parte del centro médico no solo agrava el daño emocional sufrido por la familia, sino que también envía un mensaje preocupante sobre cómo se manejan las quejas de los pacientes. La ausencia de un protocolo claro para abordar situaciones de maltrato verbal es un vacío que debe ser llenado con urgencia.

El incidente también pone de manifiesto la necesidad de una formación más exhaustiva y obligatoria en salud mental para todos los profesionales de la salud. La ignorancia y los prejuicios sobre las enfermedades mentales no solo afectan la calidad de la atención, sino que perpetúan un estigma que muchas personas luchan por superar diariamente. En un mundo donde la salud mental es cada vez más reconocida como una parte crucial del bienestar general, es imperativo que los médicos estén equipados con las herramientas necesarias para tratar a sus pacientes con dignidad y comprensión.

Finalmente, la respuesta de las autoridades, que no permitieron a Laura presentar una denuncia formal por maltrato verbal, plantea preguntas sobre la protección legal para las personas con enfermedades mentales. La protección de los derechos de estos pacientes debe ser una prioridad, y el sistema legal debe adaptarse para garantizar que se escuchen sus voces y se respeten sus derechos. La experiencia de Laura y su hija es un llamado a la acción para que todos los involucrados en el cuidado de la salud trabajen juntos para crear un ambiente más compasivo y justo para todos los pacientes.

Margarita A.I.
Reclamos.cl