En mi columna de hoy, quiero hablar sobre la experiencia de un consumidor, a quien llamaré Pedro, con la conocida empresa Ripley. Pedro es uno de los muchos chilenos que han sido víctimas de prácticas comerciales poco éticas, en las que se le han incorporado seguros no solicitados a su tarjeta de crédito.

En su caso, se le agregó un seguro de cesantía sin su consentimiento, a pesar de que actualmente no está trabajando. Pedro ha intentado en varias ocasiones salir de este seguro a través de la plataforma "Me quiero salir" del Sernac, sin embargo, la empresa no ha respondido a sus solicitudes.

Este tipo de prácticas, que incorporan seguros no contratados de forma voluntaria, son de un mal gusto extremo y reflejan una falta de respeto hacia los derechos del consumidor. ¿No debería haber más fiscalización en este tema?

Pedro paga 13 mil pesos y fracciones en gastos de administración y seguros no solicitados, una suma que, aunque pueda parecer pequeña, es significativa para alguien que no está trabajando. Y aunque ha tenido la tarjeta de Ripley por un tiempo, los seguros aparecieron este año de la nada.

Es lamentable que Pedro, al igual que muchos otros consumidores, tenga que dedicar su valioso tiempo a reclamar en la tienda por algo que no debería haber ocurrido en primer lugar. A pesar de las circunstancias, Pedro está decidido a buscar al gerente para resolver este problema, que ya se ha convertido en un robo.

Este tipo de prácticas corporativas deben ser controladas y sancionadas. Los consumidores tienen derecho a ser tratados con respeto y transparencia. Es hora de que las empresas como Ripley se hagan responsables de sus acciones y pongan fin a estas prácticas predatorias.

Margarita A.I.
Reclamos.cl