- Peñalolén, Chile
- 28, Enero 2015
- Número: 312897
Mal manejo de parto que requería cesárea de urgencia.
PRESENTE
El día 2 de noviembre del 2014 se debía convertir en el día más feliz para mi hermana y su marido ya que daba a L. a su primer bebé. Su ginecólogo fue el Dr A. Valdés quien atendió el parto junto a su equipo (matrona, anestesista y neonatólogo) en la Clínica Santa María.Hace 1 mes atrás, mi hermana, había presentado una trombosis venosa profunda que requirió uso de anticoagulante subcutáneo en domicilio, el cual por sugerencia médica había suspendido hace 24 hrs para prevenir hemorragia durante el parto en caso de complicaciones mayores que requirieran una cesárea, por ejemplo.Iniciando la semana 38 de embarazo, comenzó a sentir contracciones. Asistió a un segundo control con la matrona quien consultó vía celular la opinión del Dr V. (que se encontraba en sus días libres fuera de Santiago). Éste decidió volver a S. e iniciar el parto ya que lo consideró oportuno luego que presentara 3 cm de dilatación sin que el bebe bajara aun. Todo iba bien y seguía los protocolos de un parto vaginal. Llegando el momento de lograr 9 cm de dilatación, comenzaron a surgir los problemas.El monitoreo indicaba que había sufrimiento fetal, mientras la matrona y anestesista sugerían una cesárea de urgencia, pero el Dr Valdés se oponía rotundamente y el tiempo transcurría. El equipo del Dr Valdes, insistía en la cesárea de urgencia pero nada lo hacía cambiar de parecer pese a que el anestesista y la matrona discutieron frente a ella y su marido dada la gravedad de la situación. Mi hermana se encontraba anestesiada y en condiciones de una cesárea de urgencia, luego de dos horas de sufrimiento fetal, pero el Dr insistía en parto vaginal por lo que optó por utilizar el froceps. Luego de varios “tironeos” logró “sacar” a mi sobrino quien naciera con un apgar 2, totalmente cianótico, sin respiración espontánea y signos vitales casi imperceptibles. La acción del neonatólogo fue muy importante realizando una adecuada maniobra de reanimación. Luego fue llevado a múltiples exámenes que arrojaron hemorragia intracraneana, parálisis facial izquierda, hundimiento de los huesos del cráneo, riesgo de hidrocefalia, daño cerebral, retraso psicomotor y severas secuelas neurológicas. Recién había nacido y ya había convulsionado en varias oportunidades. Nunca hubo apego y mi hermana sólo lo pudo conocer hasta el día siguiente, estaba muy adolorida, angustiada. No quería ver a nadie, no entendía nada.Mi hermana se fue de alta a los tres días luego del parto. El bebé, luego de tres de semanas de hospitalización, fue dado de alta con una cicatriz occipital aproximadamente de 8 cm de largo (tipo cintillo), parálisis facial izquierda, tomando medicamentos hasta el día de hoy para evitar las convulsiones y con una serie de exámenes para continuar tratando la evolución del cuadro hasta la fecha.La respuesta del médico fue que al realizar cesárea había mucho riesgo de hemorragia en la madre por el tratamiento anticoagulante (que ya estaba suspendido) y que el fórceps era más seguro por esta razón. Cabe señalar que en la actualidad el fórceps está obsoleto por el riesgo de desgarrar el útero, vagina, periné y zona anal que conllevan a hemorragia severa y a serias complicaciones postparto, por lo que sólo se utiliza en casos excepcionales cuando la cabeza del bebé está casi afuera, lo cual según la información que se nos dio no correspondió en este caso porque el bebé nunca bajó y sólo hubo dilatación. Con esta experiencia, quisiera dejar en antecedentes a este médico que no es capaz de cambiar su forma de parecer por tozudez de ser “el doctor”, con conocimientos antiguos que ponen en riesgo vital a dos personas. Que no escucha a su equipo, quienes también son profesionales. Que condiciona a un bebé, que tuvo una gestación normal, a tener muchos problemas a lo largo de toda su vida sólo por una decisión poco adecuada. Ojalá con estos antecedentes se pueda evitar pasar por esto a otra familia.
Autor: L.C.