- Santiago, Chile
- 22, Enero 2016
- Número: 362190
Promoción no respetada
PRESENTE
El día de hoy 22 de enero de 2016, pasé a Mc Donald’s de Paseo Ahumada. Compré un combo y pagué con mi tarjeta de Banco Santander; luego me di cuenta que había una Promoción que al pagar con tarjeta Santander tenía derecho a un helado Sunday gratis. Le pedí a la cajera que me había atendido que me diera el helado por la Promoción y otra funcionaria, al ver que conversaba con ella, se acercó. Esta segunda me increpó porque dijo que era responsabilidad mía hacer uso de esa promoción; le pregunté a la cajera que me atendió si podría preguntarle al jefe de local si podía hacer uso de la Promoción y ella amablemente accedió y fue a preguntar; mientras que la otra mujer que no me había atendido siguió discutiendo conmigo y me repitió por lo menos cinco veces que era responsabilidad mía, que ellos no tenían por qué encargarse de informarle a los clientes porque ellos no tenían por qué revisar con cuál tarjeta pagaban. Posteriormente llegó el jefe de local, Bryan Quezada Lara, un joven que se encontraba conversando encima de los clientes, bromeándose a carcajadas con sus compañeros en una esquina y que por lo mismo no vio ni puso atención a nada de lo sucedido. Me explicó que era responsabilidad del cliente fijarse y pedir la Promoción y yo a su vez le expliqué que no era del todo cierto porque yo trabajo con clientes y cuando nosotros tenemos promociones les mencionamos e informamos de ellas. Acto seguido, le comenté mi molestia por el trato de su funcionaria que no me había atendido y su respuesta constante fue un simple “O.K.”, en ese momento él estaba muy molesto y dijo primero que después lo arreglaría a lo que yo le dije que tenía claro que la situación quedaría sin reproches y él me dijo que no le iba a gritar a la mujer delante de todos los clientes y que en realidad no la retaría sino que conversaría con ella de lo sucedido, cosa que demostró que él no tenía interés en la situación y no veía el comportamiento de la funcionaría como una falta. Luego le pedí el nombre de la chica en cuestión y el suyo, y me negó el nombre de ella, dijo que como supervisor él se haría cargo de la situación y que le correspondía a él decidir las repercusiones para ella, después le pedí el libro de reclamos y mientras lo fue a buscar los jóvenes que se encontraban ahí empezaron a hablar en un grupo a pocos centímetros de donde estaba, riéndose de mí, de la situación y además uno de ellos dijo que para qué pedía el libro de reclamos si no harían nada al respecto.
Autor: M.B.